Cuando empecé a estudiar en Varsovia, durante mi primera primavera en la capital, en la Estación Central, donde se me ocurría cambiar de trenes varias veces a la semana he notado, digamos, un fenómeno natural. Probablemente algunos han visto y saben cómo se comporta una mosca bajo la influencia de los rayos de sol primaveral. Bueno, en la estación de trenes, todo tenía un aspecto muy similar, pero no se trata de las moscas sino de los habitantes de la Estación los quienes han encontrado su rincón para el invierno. Cuando llegaron los primeros días de sol, salieron fuera y se quedaron mirando despreocupados un par de horas…en general, no sé qué, pero se puede decir que tenían un aspecto fenomenal. Durante el período de diez años de mi estancia en la capital, viviendo en diferentes barrios (Wola, Śródmieście, Służewiec) así como en el otro lado del Vístula (Praga Saska Kępa o Praga Północ), siempre he tenido la oportunidad de encontrar un “elemento alcohólico” e incluso vivir al lado. A veces, cuando encontraba a un borracho, su cara a menudo decía por sí misma: ¿Joder, qué pasó? Sin embargo, al contemplarlo más, resulta que, en general, es la cultura – siempre una camisa de cuello, un chaleco, con el pelo peinado de lado. En cuanto a los asuntos de negocios, siempre los tratan caballerosamente, ya que un tal señor elegante sin un duro prefiere no tocar este tema. Pero, si empieza a hablar de pasta siempre lo hace con cultura – “Disculpe, me podría...”. Entonces, ¿cómo no seguir una cultura de corral y regalar uno o dos euros para una botella de vino o una cerveza?

Cuando una vez no llevaba el proverbial euro conmigo, dije que tan pronto como entraba en el piso y subía compras, iba a buscar suelto y podía tirar a su bebida deseada por la ventana. Entonces, oí la respuesta:
“¿Puedo confiar en ti?” Así como se puede ver, aparece también la cuestión de justicia, e incluso de honor. Aparte, en la capital no faltan tales “elementos alcohólicos.” En uno de los periódicos se describía una situación en la que los administradores de un distrito en el sur de Polonia declararon la guerra contra los “borrachos rurales” pidiendo aumento del patrullaje policial en sus pueblos, especialmente en las tiendas donde se vendía alcohol. Resulta que incluso los dueños de las tiendas sufrieron económicamente ya que se exigía de ellos para que cerraran sus instalaciones más pronto, para que “los borrachos no buscaban pendencia por la noche” – citó las declaraciones de los comerciantes un periódico local.

En Varsovia, a lo mejor no ocurren tales situaciones, pero el amigo de Francia cree que “aquí es como en Afganistán.” Por supuesto, se refiere al consumo de alcohol, o sea, a la prohibición de beber en público. Es el acto no prohibido en Europa Occidental e incluso, está considerado como estándar. Por desgracia, desde hace un tiempo todo ha cambiado bastante en Ucrania ya que se ha prohibido el consumo de bebidas alcohólicas en la calle, en el parque, etc. Bueno, volviendo a los protagonistas del presente artículo.
Generalmente se los denomina como “mantas,” pero yo diría más bien que son “aficionados”… a la cultura. Una vez me encontré con un trío de aficionados al alcohol en uno de los museos de Varsovia, en la exposición de los carteles – “Plakacista” del artista ucraniano Yarek. El cartelista realmente se llama Jarosław Fiłewycz y proviene de Lviv. Se graduó de la Academia Ucraniana de Imprenta en la Facultad de Grafica y Diseño. En 2007-2010 trabajó para la Orquesta Filarmónica de Lviv como artista gráfico. En Polonia participa en el programa de becas del Ministerio de Cultura y Patrimonio Nacional “Gaude Polonia” y realiza el proyecto: “Desarrollo e implementación de carteles en las instituciones educativas de Varsovia.” La misma beca es para los jóvenes creadores de la cultura y los traductores de la literatura polaca de los países de la Europa Central y del Este.
La beca de duración de medio año es para que puedan aprender la cultura polaca contemporánea y para perfeccionar el trabajo creativo bajo la atención de reconocidos artistas polacos y de las instituciones de los centros mayores y más importantes de la cultura polaca. El “Gaude Polonia” tiene como objetivo construir la plataforma de entendimiento y las buenas relaciones sobre la base de la cooperación cultural entre Polonia y sus vecinos más cercanos Ucrania, Bielorrusia, Rusia. Precisamente un trío bebido vino de la calle para evaluar los efectos del perfeccionamiento del trabajo creativo del becario Yarek. Por supuesto, los carteles y la inauguración de exposición recibieron una nota alta. Cuando estos revisores salieron del museo y se calmaron después del choque cultural, todo resumieron sucintamente: "¡Joder... que buenos son estos vinos! ¡Y el dulce ucraniano!"


Paweł Łoza

Traducción: Agnieszka Rabiega