No me puedo decidir. A veces pienso que fue una suerte el haber llegado a Polonia a principios de los años 90, pero a veces pienso que hubiera sido mejor llegar un par de años después. El hecho es que llegue a Polonia cuando esta recién empezaba a cambiar su sistema político y se estaba "reorganizando". Llegue de un país lejano y exótico como el Perú, en una época en la que no existía la tecnología actual, en que lo que hoy llamaríamos "normal" y que forma parte de las comodidades del mundo actual todavía no aparecía, en la que la palabra Internet era conocida por solo un puñado de personas y el "Skype" estaría en la mente de algún visionario futurista. Recuerdo aun los primeros momentos de mi viaje. En aquella época las distancias entre ambos países si que se hacían sentir. Pasarían 15 días hasta que pude informar a mi familia por carta los detalles de mi viaje y de como llegué a Polonia. Aun tendría que esperar dos años y medio hasta que me comprara aquí y por primera vez mi primer teléfono celular, que a propósito mas parecía un ladrillo con una especie de antena en forma de dedo que se asomaba. Pero mi llegada tuvo también sus momentos bellos. Llegue por primera vez a Polonia en el mes de mayo, una época en que desgraciadamente en Perú ya no gozamos con tanta frecuencia del sol, ya que allá en ese mes nos encontramos en pleno otoño. El día en el que salí de Perú era un día algo gris y con una ligera lluvia. Digamos que esa fue mi primera y muy agradable sorpresa, al descubrir lo verde puede ser el mundo. Yo provengo de la capital del Perú. Lima esta situada la parte costera del Perú y si bien las temperaturas son elevadas en verano y pueden superar los 30 grados, tiene un paisaje algo desértico y no existe la cantidad de vegetación que se ve en Polonia en los meses en los que llegue aquí.

El viaje del aeropuerto de Varsovia a Katowice, que era la ciudad a donde debía llegar, fue muy curioso. Pude ver interesantes paisajes, bonitos parques y coches de curiosos modelos, aunque no muy modernos, inclusive para los 90. Viví una temporada en Katowice y luego pase a Poznan y a Varsovia. El espíritu de cada país se veía en aquella época a cada paso. En esos años, Polonia tenia su estilo particular de peinarse , de vestir y de comportarse. Y era muy diferente al Perú, que también tenia sus costumbres y tradiciones. Pero en los últimos años, cada vez que viajo a Perú, en Lima, no veo grandes diferencias en esos puntos, salvo, claro, las diferencias físicas que son mas que evidentes. La globalización, gracias a inventos como la TV y sobre todo la Internet, han hecho lo suyo, unificando a este mundo.

Y fue gracias a que no había Internet por lo que pude aprender mejor el polaco. Creo que si hubiera existido en esos años los inventos que hay hoy, no me hubiera visto tan presionado a aprenderlo mas rápido. Para mi, como para la mayoría de la gente hispanohablante, el polaco es una lengua terriblemente difícil. Yo pienso que he pasado por todos los estados anímicos antes de poder entenderlo y por fin hablarlo en forma mas o menos aceptable. Primero era el miedo y la duda de no saber si estaban hablando bien o mal de mi. Luego la emoción de poder decir una frase. Después la desesperación de que una vez dicha me diera con la sorpresa de que nadie la había entendido. Todavía recuerdo el esfuerzo que me costaba armar una frase, primero en español, luego palabra por palabra convertirla al polaco, proceso que me tomaba en el mejor de los casos un minuto, cuando justamente sabia todas las palabras, si me faltaba una, el tiempo de espera era mas largo. Claro que a veces ocurría que cuando yo pronunciaba mi frase, el tema ya estaba cerrado. Por fin también experimente la satisfacción luego de varios meses de estancia en Polonia en que pude obtener alguna reacción o respuesta de parte de mi interlocutor. Ahora pienso que me encuentro en la etapa final de mi aprendizaje: la naturalidad y la costumbre. Con esto no quiero decir que yo hable perfectamente el polaco, pero lo hablo bien. Aunque claro, hay días en los que aprendo palabras nuevas.

Y aunque este folleto que esta usted leyendo lo he escrito originalmente en español, porque el escribir en mi lengua materna es para mi mucho mas rápido, me han sucedido situaciones divertidas en que no me he dado cuenta cual es el idioma que he usado. Me ocurrió un par de veces. Recuerdo que un par de veces he visto una película en DVD y la he visto en polaco sin ningún problema, para luego al final darme cuenta que también tenia audio en español. Lo mismo ocurre con los suenos. Casi nadie me cree cuando lo comento pero yo sueno indiferentemente en polaco o en español.

Y decía al comienzo que me parece una suerte haber llegado este país en los 90, puede experimentar las miradas curiosas de la gente de esos años, pensando que era increíble ver en a alguien un poco mas oscuro que ellos. Claro, como siempre, en este país, había muestras de amistad y entusiasmo como también odio y negación. Pero me parece que antes podía ver eso mas claramente. Las opiniones eran mas puras. Es decir, te querían o te odiaban y eso se veía a una milla de distancia. Desde esa época vino la pregunta que se repetiría un millón de veces inclusive hasta hoy: ¿De donde eres? Y ¿por qué justamente Polonia y no otro país? Y luego lo mas cómico, una vez enterados que yo soy peruano empezaban a hablar de mi país como si supieran mas de el que yo mismo. Claro que nombraban a los Aztecas, que realmente son de México en vez de los Incas de Perú.

Ahh y por supuesto recuerdo como luego de hablarles en inglés era respondido en ruso o en alemán. Yo no hablaba ni alemán ni ruso ni polaco en aquella época. A veces me tocaba la "suerte" de que alguien hablara italiano, que ya era un poquito aproximado a mi español natal y entonces si que podía comunicarme con algunos tropiezos. Polonia de los 90, una Polonia intensa llena de risas y enojos, rara y misteriosa para un extranjero. Con todo lo que he vivido aquí, considero a Polonia mi patria. Aunque debo decir que aquella Polonia, - la de los 90 - , para mi, tenía un espíritu que ya no volverá.


Grecco Calderon