Como dice la letra de una canción popular varsoviana: "No hay otro más astuto que un varsoviano." Por lo tanto, las formas parecen ser diferentes – alguien unta la mano, otro dice que no tiene papeles, alguna otra persona simplemente escapará. Pero, cualquier que sea un varsoviano astuto, no siempre tendrá suerte, y entonces, lamentablemente prevalecerá el “Inspector Gadget.” Por supuesto, no se trata del famoso dibujo animado, sino del inspector de billetes. Además de los casos antes mencionados, hay otros: un colega que regresaba de Ucrania me contó que había dado a los inspectores un coñac ucraniano. Por supuesto, este gesto les enterneció tanto que desaparecieron con su presa alcohólica. Otro amigo, que se asemeja con su piel más bien a los habitantes de Sofía que a los de Varsovia, me contaba que estaba tan sorprendido por la pregunta de los inspectores para que enseñara su billete que se quedó sin habla. Estos lo llevaron a un extranjero que no entendía su habla y como les faltaba el conocimiento de expresión inglesa necesaria en aquel momento, se retiraron sin recurrir a otras medidas. La introducción de los inspectores de billetes en tranvías de Lviv fue mal interpretado. He oído hablar varias veces de una situación cuando un grupo de mujeres mayores pegó al inspector cuando este le pedía que presentaran sus billetes. En Polonia, se puede encontrar la situación cuando unas señoras mayores son un poco agresivas, pero perciben la realidad en otras ondas... es decir las de la radio de Toruń.

Pero volviendo a los controles de los tranvías ucranianos. Con el tiempo, se ha introducido en el transporte a las mujeres vestidas de los uniformes. En uno de sus bolsillos llevaban un rollo de billetes, en el otro, monedas sueltas de kopiykas.
Andaban en el coche y vendían billetes. Era casi imposible engañar a estas señoras ya que recordaban muy bien a quién ya habían vendido el billete y quién todavía no lo tenía. Actualmente, ya no vamos a ver a las inspectoras de tranvía las que, a menudo, se movían empujando con la rodilla entre una gran multitud de gente en el tranvía. ¡Que pena!

Sin embargo, el antiguo sistema de venta sigue funcionando en el “marshrutka” (las taxis de ruta). La misma palabra “marshrutka” deriva probablemente de “marshrut,” o sea, el sentido de la marcha, y es el equivalente de los autobuses de Polonia. En el Dniéper, los marshrutka se utilizan no sólo como el transporte urbano sino también como el transporte entre ciudades, mientras que los grandes autobuses que se utilizan para el transporte de pasajeros a Polonia parecen ser innecesarios en Ucrania. Desde luego, en un marshrutka cabrá cuarenta personas, entonces ¿para qué usar un autobús? Aparte de eso, el pequeño tamaño de este vehículo facilita el movimiento en el espacio urbano.

A menudo, en Ucrania a la hora de subir al autobús, se mete al vehículo un montón de gente, por lo que el conductor no pierde el tiempo para vender billetes, sólo ordena subir a bordo lo más rápido posible. Y, por supuesto la cultura – suben todos, nadie se queda, porque cualquier que sea el número de personas, sin embargo, siempre habrá lugar para uno más. Una vez que estamos a bordo de un marshrutka maravillosa, se vende los billetes mediante el método 'pasa adelante'. Los pasajeros pasan dinero hacia adelante, hacia adelante... hasta el conductor, y de modo cultural, se recibe el billete y el suelto, por supuesto, si alguien no le había dado la cantidad deducida. Todo de forma rápida y eficiente, sin groserías.

Para algunos pasajeros en Polonia, un método de pago así puede ser incomprensible. Puede sorprender cuando, por ejemplo, en el autobús de la estación “Stadion” a Iwno-Frankowska en Varsovia, el conductor diga que cada uno se siente en su lugar, y durante el camino su substituto irá comprobando y vendiendo billetes. Por lo tanto sólo basta con toman un siento y el billete te vendrá a ti.

Aquí mismo, me vienen a la mente las palabras de un colega que me contó su historia del recorrido por Masuria en el bus durante el comunismo. Cada vez que subía al autobús, su abuelo le advertía de que si el conductor tomaba la totalidad del importe, había que reclamar su billete. Pero también podría ser de otra manera: fue suficiente para ponerse de acuerdo con el conductor, dar la mitad de la cantidad y quedarse sentado en silencio en el asiento de atrás hasta llegar al lugar.

En cambio, para los ucranianos el sistema de venta de billetes en el transporte polaco puede sorprender. Incluso más, una vez oí de un pasajero ucraniano que subía al bus en Polonia: ¡qué rollo hacer la cola antes de entrar en el autobús y comprar un billete! Bueno, por desgracia cada país tiene sus costumbres por lo que los pasajeros deben adaptarse a las costumbres en los medios de transporte.

En el marszrutka también se puede encontrar otra cultura diferente, tal como ceder el asiento al otro pasajero – un poco distinta y vista en raras veces, pero se ve con más frecuencia en Polonia. Una vez, durante el recorrido en un bus ucraniano de este tipo quería ceder el asiento a una mujer mayor, pero ella me dijo que me sentara, porque había pagado por este asiento, por lo que era mío... ¿Tal vez fue una inspectora jubilada?


Paweł Łoza

Traducción: Agnieszka Rabiega