'La inmortalidad es considerada la respuesta a la angustia y el miedo que produce en el ser humano la consciencia de su mortalidad y contingencia. La inmortalidad supone la evasión a la muerte.' [de Wikipedia]
Hace un tiempo atrás, una madre de la escuela a la que va mi hija me contó la siguiente anécdota 'en el trabajo de mi marido nos llaman "las inmortales" porque según ellos no podemos pasar a mejor vida'.
El comentario se refería a el grupo de mujeres que acompañan, junto con todo el resto de la familia, a sus maridos a los destinos que sus trabajos les proponen.
La mayor parte de las veces, ellas dejan de trabajar para apoyar a sus compañeros en sus carreras profesionales. La mudanza implica una serie de beneficios económicos muy difíciles de equiparar con un sueldo femenino, y por lo tanto de rechazar.
Pero no es oro todo lo que reluce.
Es fácil pensar que al no trabajar, mandar a los hijos a colegios internacionales, poder tener tiempo y dinero para ir a la peluquería, contar con una mucama y/o baby-sitter a precio zloty es tener un buen pasar. Pero cambiar de país cada uño o dos años, relegando del lugar de pertenencia, el idioma, y una vida propia es muchas veces un precio bastante alto a pagar por vivir mejor. En general se prioriza la unión familiar, dejando de lado los intereses personales.
'Mi marido y yo tenemos vidas complemente distintas' me comenta una de las madres del jardín, 'él se levanta por la mañana, va a trabajar y en su trabajo ve otras personas, tiene todo tipo de problemas, y yo me quedo en casa, cuido de los niños, los llevo a la escuela, al pediatra, hago las compras, limpio y mis problemas son los de la casa, los de los niños. Cuando él vuelve por la noche parece que viviéramos en dos planetas distintos'.
No siempre se trata de mujeres que querían ser amás de casa, hay abogadas, directoras de cuentas, directoras de editoriales, relaciones públicas, licenciadas en arte y editoras.
Dejan sus trabajos para seguir a sus maridos, y en el caso de que el destino sea Varsovia se topan con la dificultad de tener que aprender un idioma complejo para poder ejercer su profesión. Un idioma que tal vez nunca habían planeado tener que aprender. Los sueldos pagados en zlotys no justifican que una baby-sitter se ocupe full-time de los hijos y la casa.
Qué visión tienen estas mujeres de Varsovia, ciudad en la que viven pero que no eligieron?
En general comentan que es mucho más cómoda para vivir con chicos que otras ciudades europeas. Que la oferta de actividades para los más pequeñines es mucho más amplia, sobre todo cuando el mal tiempo termina y se puede pasear por los parques y disfrutar del aire libre. Que existen muchísimos lugares baby-friendly, donde con viven espacio en los que los nenes pueden jugar, los adultos pueden tomarse un café, con todas las comodidades y seguridades que los chicos más chicos requieren.
Pero también hablan de las contras. Del mal humor generalizado, de lo poco solares que son los polacos, de la dificultad con el idioma, y de la falta de alegría en la calle.
Se sienten juzgadas porque los niños polacos en general no gritan ni hacen caprichos, simplemente acatan a las madres, aunque luego, una vez solos en los lugares poco controlados son bastante agresivos.
'La primera vez que escuché esto me sentí un poco indignada, y la segunda y la tercera y la cuarta... Indignante !! Inmortales ?? La envidia es libre pero la ignorancia más. Quien se inventó esta palabra está claro que jamás siguió a un marido expatriado. Nos llaman las inmortales porque 'no podemos pasar a mejor vida'.
Para el ignorante a quien se le ocurrió esto, las mujeres que seguimos a nuestros maridos expatriados vivimos 'muy bien' (por eso digo que la envidia es libre). Y vivimos bien simplemente porque en la expatriación nuestros maridos ganan más (dinero) que estando en el país de origen, y como nosotras tenemos la inmensa 'suerte' de no trabajar, no tenemos otra cosa que hacer que andar gastando y gastando, ocio y más que ocio. Nada más lejos de la realidad. Nos tenemos que reinventar. De repente nos vemos estudiando... polaco!!!
El idioma es la barrera más difícil de saltar. Las escuelas de polaco para extranjeros están llenas de 'inmortales'. Muchas de ellas consiguen hablar un muy buen nivel de polaco, aunque luego lo usen sólo para ir a hacer compras y manejarse en lo cotidiano, porque su círculo de relaciones esté compuesto básicamente de otras mujeres del mismo país de origen.
No es sólo cuestión de aprender gramática. El aprendizaje es también cultural, entender los códigos nuevos, las nuevas formás de relacionarse, que difieren muchísimo de las códigos de los países de origen.
'Tenemos que intentar ocupar todo el tiempo ''libre'' para no ahogarnos en la nostalgia. Y más o menos salimos a flote, pero en gran parte gracias a las amigas que hacemos estando expatriadas. Esa es la cara amable de la situación, pero tampoco es la panacea. Amigas hoy, y mañana? Dónde estarán? Yo llevo en Varsovia un año y ya me he tenido que despedir de dos de mis amigas, que 'inmortales' como nosotras han vuelto a cargar las maletas para ir quién sabe dónde.'
'Varsovia tiene un ''Pro'' difícil de encontrar en otra capital europea o mundial: no tienes la sensación de agobio y estrés que te puede provocar una gran ciudad, así que para los niños es muy tranquila. Contras: que todo está muy distante y por supuesto el clima, unos inviernos muy largos y oscuros. Las mayores dificultades: la soledad, mucho tiempo sin conocer gente con la que compartir tus días y una vez que llegaron los niños, lo difícil de encontrar sitios para ir con ellos en invierno, sobretodo si no tienes carnet de conducir.'
El mayor problema es la soledad. Los días en lo que ya no se sabe qué hacer con los chicos, que estuvieron metidos en casa todo el día, y que no tienen familia o amigos con los que pasar las tardes-noche. La soledad que cualquier madre que se dedica full-time a los niños siente, multiplicada por la barrera idiomática, la dificultad para conocer gente del lugar y entablar relaciones duraderas, cuando uno sabe que está constantemente en movimiento y que el destino actual tal vez sea completamente distinto en unos meses.
La vida del expatriado es una vida de mucha impermanencia.
No tiene la frescura del Erasmus, que deja su país para ir a estudiar en una ciudad europea distinta, sin familia y con sólo una mochila a cuestas. Tiene el peso de y la densidad de las relaciones familiares. De las mudanzas, de las separaciones y de los duelos.
'En qué me cambió? Más solitaria, con mi marido estoy mucho más unida, al final del día es tu mejor amigo. He aprendido a "sobrevivir" fuera de mi país. Por supuesto me ha enseñado muchas cosas, vivir fuera de tu casa te hace ser abierta a otras formás de entender la vida; creo que es mucho más interesante que quedarte en el lugar donde naciste. Pero esto es muy personal. Me encanta España, pero no me importa estar fuera, sobre todo ahora que aún tenemos energía y somos jóvenes!' me dijo una inmortal hace poco.
Una inversión? Una apuesta? Sólo con el pasar de tiempo podrán 'inmortales' saber cómo recordarán Varsovia.
Texto: Julia Salerno