"Bienvenidos a Polonia" – este lema nunca había parecido más exclusivo. A las 9.45 a la estación central de Varsovia llega un tren de Berlín del cual sale un grupo de turcos. Llegan con maletas. Muchas maletas. Aquí empieza su aventura de medio año que se llama "Polonia". No se sabe por qué desde hace años Polonia es asociada por la nación turca con el lujo, la modernidad y la belleza. Ante todo con la belleza. Trabajando en uno de los hosteles en Varsovia cada día encontraba a muchos turcos. Cada uno de ellos llegaba aquí con un gran bagaje de esperanzas. ¿Polonia puede cuplirlas? Justamente.

Los turcos son una nación muy chula. Se puede hablar con ellos sin obstáculos. Son muy francos, abiertos y utiles. Una bierra, un té o un simple acto de sentarse juntos constituyen un buen pretexto para empezar una charla. A ellos le gusta conversar. Pero un hecho es – y siempre había sido – extraño: para ellos, Polonia tiene sabor de un verdadero oriente.

Quieres sentir  el oriente – va a Polonia. Aquí se puede hacer todo y todo parece más atractivo. Al charlar con ellos intentaba observarlos y averiguar qué es lo que le atrae a ellos a nuestro país. Lo más importante es que aquí llegan ante todo los estudiantes masculinos. En su opinión Polonia simplemente se convirtió en una destinación de moda. ¡Vas a Polonia y eres alguien!

- Baturay, ¿por qué llegaste a Polonia?

- ¿Cómo "por qué"? Todos saben que en Polonia viven mujeres las más bonitas del mundo. Sabes, las mujeres turcas son muy aburridas. Nos encantan las mujeres polacas. Se puede sentir lo eslavo que poseen. La segunda causa es (y siempre será) la cocina polaca. Para un turco ordinario vuestra cocina constituye algo nuevo, algo que nunca antes había encontrado. Y vuestro estilo de vida, tan diferente del nuestro…  

 

En este momento hay que hacer una gran pausa: las mujeres polacas. Los turcos simplemente se han vuelto locos en cuanto a las mujeres polacas, su belleza, su estilo, sus ojos azules y su cabello rubio. Una mujer verdadera, que merece la atención, es la mujer polaca – no importa qué hace, cual es su cosmovisión o su apariencia física. Una polaca es siempre una polaca. Hablando sobre el tema con muchos turcos llego a la conclusión que toda Turquía se ha vuelto loca en cuanto a la belleza eslava. En Polonia todos se encantan por Angelina Jolie o Cameron Diaz. En Turquía le interesa la mujer polaca. Y si junto a ella obtienen la cocina polaca – pierogi, bigos y gołąbki – están en el paraíso.  

 

Las tiendas turcas son más y más populares en Polonia. El kebab turco-polaco (más polaco que turco, según los turcos) también goza de gran popularidad. Los polacos son más abiertos hacia sus amigos turcos que antes. Comprando sus productos posibilitaron su establecimiento en Polonia. Lo mismo pasa en Turquía. En Ankara y Estambul se puede encontrar más tiendas polacas que inglesas. Los productos polacos en la cocina turca selen ser muy exlusivos.

De donde viene esta fascinación por Polonia – nadie lo sabe. Se sabe solamente que nacía a través de los años, penetrando durante todo ese tiempo la conciencia de los turcos. Es cierto que la piedra miliar son (y fueron) los programas de intercambio de estudiantes. Se organiza muchos de ellos. Me acuerdo perfectamente  que ya como un estudiante de la escuela secundaria esperaba la visita de los turcos en mi escuela. Para nosotros aquel momento  constituía un verdadero encuentro con el oriente. Para ellos también. Tuvimos ocasión de ver un mundo desconocido, al igual como ellos. Ahora, unos cuantos años después, llegó a Varsovia. Aquí empecé a hablar con los turcos, a conocerlos, hacer amistades y mostrar nuestra hospitalidad polaca.  

En este momento cabría hacer la segunda pausa – en Varsovia hay muchos turcos que llegan aquí para estudiar. La mayoría de las escuelas superiores privadas gozan de gran popularidad. Lo interesante es que los estudiantes turcos llegan aquí gracias al programa Erasmus o para participar en los cursos del inglés. Los cursos del inglés en las escuelas superiores polacas gozan de gran interés por parte de los turcos. Para un turco ordinario esos cursos no cuestan mucho, al igual como la vida en Polonia – ¿why not, entonces?

El idioma polaco constituye un problema separado. Cada turco preguntado sobre el tema ríe y dice que el polaco es dos veces peor que el mandarín.

Ultimamente verifiqué los datos sobre la popularidad de la filología turca en Polonia y noté que cada vez goza de más interés. ¿Por qué? Decidí buscar la respuesta. Se reveló que en Varsovia los turcos forman una de las minoridades nacionales más grandes. Muchos de ellos llegan aquí para vivir y empezar un negocio. A menudo los estudiantes deciden continuar sus estudios en Polonia. Varsovia se convirtió en su número 1. Aquí se sienten como en casa.  

Me gusta observar, desde mi perspectiva polaca, como la amistad polaco-turca se desarrolla. Fue suficiente participar en el Street Party Multicultural de Varsovia  para ver que los puestos turcos fueron los más populares de todos. Los polacos son muy abiertos hacia los turcos, quieren ayudar y manifiestan su comprensión. Ya desde los principios de mi trabajo en uno de los hosteles de Varsovia tuve ocasión de ver que al llegar a Polonia los turcos se sienten un poco perdidos lo que no debería sorprendernos. Para ellos, Varsovia es otro mundo. Es fácil experimentar un choque cultural, además que su llegada aquí constituye la realización de uno de los sueños más grandes de su vida.

Hablando recientemente con mi buen amigo de Ankara aprendí que la popularidad de Varsovia en Turquía es tan grande que llegó hasta Azerbaiyán. Turquía y el idioma turco tienen una gran influencia sobre el Azerbaiyán moderno. No es sorprendente que la moda que reina en Ankara llega a Bakú a la velocidad de la luz. Para ellos el lema "Bienvenidos a Polonia" es una promesa de aventura; para nosotros, polacos, constituye una posibilidad de ver algo nuevo desde nuestra perspectiva polaca. No es nada nuevo que los turcos son una de las naciones más acogedoras del mundo. Un par de charlas fue suficiente para obtener una invitación a varios almuerzos turcos. Según ellos un hombre lleno es un hombre feliz – por este motivo comparten su comida cuando puedan y traen consigo los productos turcos a Varsovia. Podéis creerme que sus dulces son extraordinarios.

¿Cómo ganar el corazón de las mujeres eslavas? ¡Con dulces y sonrisa!

¿Y cómo ganar el corazón de Varsovia? Según los turcos con el aprendizaje del polaco, con su hospitalidad y con elogios de la cocina polaca. ¿Y qué le queda a nosotros? Deberíamos ser felices que nuestro país recibió un gran crédito de confianza. Deberíamos abrirnos a lo nuevo y así veremos que cada uno de nosotros es solamente (o hasta) un hombre que tiene algo muy precioso para ofrecer – su propia historia.

Misza Szymko